Según nos indica la RAE, la psicología es la parte de
la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones. En un ámbito más
coloquial, puede decirse que la psicología es la disciplina que investiga sobre
los procesos mentales de personas y animales. De esta manera, la psicología se
ha usado para analizar al público y la sociedad desde el mundo del marketing y la
publicidad. Segmentar al público, crear targets y, gracias a eso, poder
persuadir mejor al público.
El fin de la aplicación de la psicología en el
marketing es entender a la gente y poder convertirlos en posibles consumidores
del producto. Para ello, hace falta meterse en sus mentes y conocer sus
emociones. Si conoces qué prefieren intuyes cuál va a ser su respuesta y así
poder diseñar un plan de marketing eficaz. Actualmente, las marcas buscan
estrategias para fidelizar a sus clientes, así como captar la atención de
nuevos consumidores para generar relaciones duraderas en el tiempo. No se trata
de comprar solo el producto, sino de sentir la marca como suya. Cuando la gente
identifica la marca como suya es más probable la compra, así como la
fidelización para futuras compras.
La Psicología de la persuasión es uno de los elementos
clave del marketing. Con ella se estudia del comportamiento humano para
entender cuáles son los motivos que hacen que las personas modifiquen sus
conductas bajo una influencia externa (por ejemplo, bajo la constante
influencia anuncios).
Por otra parte, la disonancia cognitiva es un concepto
muy ligado a la Psicología social. La disonancia cognitiva está muy presente en
la Mercadotecnia, lo que explica por qué muchas veces elegimos productos que en
realidad no necesitamos y realizamos compras que no siempre son coherentes.
Estas compras nos producen satisfacción por el mero hecho de comprar. Asociamos
el comprar como una solución para subir nuestro ánimo, a pesar de que probablemente
no necesitemos el producto.

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